Tomaré la palabra desde Letraducciones en tanto que mi trabajo aquí fue la traducción de Lacan Aún. Y lo que captó nuestra atención para publicar esta obra, fue no sólo que fuera un análisis con Lacan, sino que el (des)encuentro de las lenguas, la experiencia que atravesamos en la traducción como rasgo en nuestra editorial, esté atravesando todo el libro- Una brasilera va a analizarse con Lacan en francés-.
El año pasado fue publicado en Brasil como Lacan ainda , y en Francia como Pourquoi
Lacan. El título en francés es una pregunta, Betty responde algo en su libro…
Y quizás el título que aquí le dimos también sea una respuesta , Lacan aún. La sala colmada, con gente de pie,
y que ha llegado de tantos lugares,
habla de ese aún , insistencia de la letra de Lacan.
Los recorridos del deseo van tomando laberintos, muchas veces
babelianos. Transitar en el (des)encuentro de las lenguas,
permite que frente a un proyecto editorial podamos entendernos y desentendernos en varias. Algo de esto sucedió con este libro, el acercamiento
a Betty Milan en portugués, a la pelicula
Adieu Lacan y su director en inglés, y a la editorial francesa en francés.
Cuando nos juntamos a comentar la
película junto a su director y a Betty, ella preguntó: Y en qué lengua iremos a
hablar? En todas, le respondimos. Pusimos en acto una babeliana reunión. Como lo marca Lacan en L´insu,
no se puede hablar de una lengua más que en otra lengua
Varias coyunturas hicieron llegar a la hechura de este libro. Uno
fue la investigación que hicimos para el libro Ahí viene Lacan: recorriendo y leyendo diferentes carpetas con
documentos y actas, en una de las reuniones entre instituciones, del año 1985, referían que se podría hablar con Betty
Milan, traductora de Lacan en Brasil.
Carlos también me alcanzó los textos de Betty; así hice para el Cartel de Biblioteca de la EFBA una primera traducción de una de sus entrevistas,
la realizada a Alain Didier Weill. Cuando apareció Lacan ainda en Brasil, el año pasado, lo encargué y me llegó un tiempo antes de que se estrenara Adieu Lacan.
A través de otros velos, velos que también recorren el libro, Betty
fue dando a conocer su análisis con Lacan. Fue
rodeándolo, hablando de él hasta que se precipitó en esta escritura. Ella misma lo
indica al comenzar el relato, cuando un editor le pidió hablar sobre su
análisis: el sobre la asustó, y decidió
ficcionalizar. Desde allí surgieron El loro
y el doctor, hace 40 años, una novela, y la pieza teatral Goodbye doctor: ambas fueron la base de
lo que a lo largo de este año pudimos ver en las proyecciones de Adieu Lacan, de Richard Leades.
Una gran intervención que marca el libro es “Tal vez pueda hacer
de mi renombre, un nombre”, una intervención del “doctor” como ella lo llama ,
que es una invitación y una nominación. Por eso digo que es una experiencia hecha libro, que fue revelándose,
poniendo y quitando los velos que forman parte de la historia de Betty, a modo también de freudianas capas de
cebolla. SI primero tuvo que ficcionalizar
-aún más- , para tomar cierta distancia, ya que según ella la transferencia era
muy grande, esa transferencia fue cambiando de registro hasta que pudo salirse del personaje y nominarse en un acto, con la
frase con la que comienza el libro: Me analicé con Lacan.
Una palabra recorre la obra, palabra que decidí no traducir:
saudade. Aunque la RAE la define como: “Soledad, nostalgia, añoranza”
y la ha aceptado y castellanizado, saudade es del portugués. Es y no es
morrinha, es y no es nostalgia, y quisimos dejar constancia del intraducible que porta la lengua materna
del texto. Porque saudade expresa un sentimiento y un afecto, muy cercano
a la melancolía, enlazado por determinada distancia temporal o espacial hacia
algo amado y que implica el deseo de resolver esa distancia. A menudo conlleva
la certeza de saber que aquello que se extraña quizás nunca volverá. Luiz-Olyntho Telles da Silva en nuestro
próximo libro “Traducir en la tragedia” se pregunta ¿Cómo traducir al inglés la
palabra “saudade”? Serían necesarias, dice, al menos
cuatro palabras: remembrance,
love, grief y longing. Remembrance, love y longing son palabras más conocidas, pero grief es menos cotidiana, y quiere decir: “pesar, dolor y duelo”; longing, de modo opuesto, remite a “ansias”.
El escritor portugués
Manuel de Melo la definió como “bien que se padece y mal que se disfruta”. Si
hay algún psicoanalista en la sala, podrá sacar algunas conclusiones.
Betty tenía, sentía, vivía, saudade. Esa es la palabra que no le puede decir a Lacan, porque no está en
francés. “No entienden lo que digo, no están las palabras”, se lamenta. Como si algo de lo umheimlich se presentificara, una forma de exilio que se llama extrañamiento. Esto de lo lejano como lo extraño, como aquel
lugar en donde el lenguaje no tiene morada y en donde algo de lo Real retorna
en su dimensión inquietante que pertenece a lo más íntimo del ser del sujeto y que toca la
lengua materna: “La patria es el lenguaje” decía Thomas Mann en su exilio.
Claro que no aludimos al hablar de una madre, sino a aquello que del Otro puede recortarse como
el movimiento primordial de un lenguaje, movimiento en donde las palabras permiten
llamarse idioma natal.
Luego de una sesión nos cuenta Betty: “Con la palabra “saudade” y
la lengua natal en mi corazón, el Doctor me dejó ir. Después de haber sido una
brasilera que hablaba portugués sin ser consciente de su relación con la
lengua, acababa de darme cuenta de que sólo en ella pisaba tierra firme. Fueron
muchas sesiones para llegar a esta nueva conciencia, pero esto fue decisivo. Mi
lengua era el portugués de Brasil y yo quería vivir en ella”
Lacan Aún, y aun, lo encontrarán
como ambos, con tilde y sin tilde, porque los adverbios tienen dos dimensiones; una dimensión lo implica en tanto sigue resonando,
en ese aún, el sentido de todavía, esa dimensión temporal en donde Lacan sigue
insistiendo, y en ese aun sin tilde, que implica un incluso, que en portugués
también porta la dimensión del incluido y adentro. Lacan encore,
Encore fue pronunciada por Lacan para
transmitir ese en corps…
Y cada libro en Letraducciones,
toma cuerpo: cubierta e interiores se
entretejen con la escritura, por eso quiero agradecer a las dos hadas del diseño
que nos acompañan: Ailin Cáceres Pullol y Celina Kuschnir. Antes de realizar el diseño, nos escuchan lo que ese libro trae para nosotros, y luego
de leer y releer cada libro, traen diferentes soportes creados singularmente.
La materialidad de la letra puesta en acto. Lacan
aún “refleja” en su cubierta, Imaginaria, por cierto, las diversas tensiones
entre las que se encontraba la autora. En los interiores sigue el espejado.
Encontrarán un objeto, un colgante que usa Betty, con el cual
Lacan hace una intervención magistral, contraria
a lo que una terapia de autoayuda o de aquellas que agarrándose de palabras de moda
como “soltar”, por ejemplo, indicaría… “es solo un objeto”. Si, Lacan
toma el objeto y la invita a hacer causa con él. Betty lo toma. Para este objeto, que era un colgante, utilicé al traducir, la palabra dije, condensando algo de la palabra y la cosa
que en portugués no sucedía. Eso metido adentro, se lo traje en castellano.
Una palabra adentro de otra, como Joyce pretende, analogando el lenguaje al inconciente,
que pueda suceder todo al mismo tiempo.
Ese dije atraviesa el diseño del libro en cada página. Por eso,
con estas diseñadoras en el equipo, nos reactualizamos la pregunta ¿Pueden los
legos ejercer el psicoanálisis? Al menos ellas, pueden hacer una lectura
analítica..
Lacan aún, en corps, ese cuerpo que goza,
no sin saudade. De esto también se trató
nuestra decisión de mantener algunos intraducibles, resistiéndonos a globalizar
la lengua, como dice Bárbara Cassin. Sabemos que siempre algo se pierde en la
traducción, y en eso puedo afirmar como lo he dicho en otro momento, no hay
relación textual. El malentendido es constitutivo
Betty anhela comer un pé- de- moleque, que es un turrón hecho
con miel, azúcar, maní; un turroncito
blando. Podríamos haber puesto una barrita de cereales, sí, un turrón, incluso un
bom o bom, para hacerlo más local. Pero en ese pé- de- moleque hay casi una intervención
lacaniana. Pé- de- moleque, pie de niño, de niño travieso, cuenta cómo el lenguaje
trae en la homofonía diversos sentidos. Para su nombre se habla de un posible origen: cuando los vendedores ambulantes de antaño llevaban las
fuentes llenas de estas barritas, los niños traviesos, “os moleques”, se los quitaban . Para no ser acosados, les
gritaban a estos que los pidieran, que no necesitaban sacar:
-¡Pede,
moleque! (¡pedilo, niño!)
Si hubiera traducido turrón, se hubiera perdido esta historia
detrás. Siempre hay algo que se pierde en la traducción, intentamos que
esa pérdida sea propiciatoria.
Así, el análisis de Betty con
Lacan va contando cómo la lengua es el
lugar que habitamos. Y un qué poder hacer con ella. Ella encontró un saber
hacer en la traducción. La traducción nos permite transitar la diferencia, el (des)encuentro.
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