jueves, 3 de junio de 2021

Trágico Cotidiano. Luiz-Olyntho Telles da Silva

Posted By: LETRADUCCIONES - junio 03, 2021

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Lo que no has tomado en el instante fugitivo, Ninguna eternidad te lo devolverá nunca

(SCHILLER, Poesias.)

 

¿Qué puede hacer un ciudadano por su polis, por su país, por su mundo?

Agamenon está estacionado con su flota listo para partir contra Troya en defensa de su Grecia, pero no hay viento que infle las velas de sus naves. Calcas, el adivino, le informa que es preciso sacrificar a su hija Ifigenia para que la vengativa diosa Artemisa le conceda la fuerza necesaria.

Contrariando el deseo de la esposa, Clitemnestra, que hace de todo para disuadirlo, Agamenon se prepara para inmolar a Ifigenia, que, luego de haberse desesperado ante la muerte indeseable, rápidamente cambia de opinión ofreciendo voluntariamente su sacrificio para la victoria de Grecia. Ya no es posible tolerar más que los troyanos sigan secuestrando a las mujeres griegas! dice Ifigenia. Clitemnestra, inconforme con el sacrificio, trama con Egisto (su amante) y cuando el marido vuelve a casa, victorioso, ella lo mata.

Homero, en su Ilíada, nos da una notable y clásica descripción de esa guerra inolvidable.

Eurípides, con Ifigenia en Áulide, entra en los detalles íntimos de esa familia: Agamenon es hermano de Menelao, cuya esposa, Helena, fuera raptada –no a disgusto-, por el troyano Paris. Agamenon, a su vez, también había forzado a Clitemnestra a casarse con él.

Marco Fronchetti, con su obra Tragikós (Trágico) – puesta en escena por el grupo Teatro de Ensaio –, muestra maravillosamente la tragedia, llevando la saga de esa familia hasta la consumación de la venganza de Clitemnestra con el asesinato de Agamenon –según la visión de Esquilo en la obra homónima.

La contribución de Marco Fronchetti aparece a través de una dirección clara: lo trágico está siempre; como insinua la banda sonora de Valéria Lima, lo trágico forma parte de nuestro cotidiano. Con el diseño sutil y bien cortado de Rosangela Cortinhas, una vez pasado el impacto del escenario -del cual diría espartano si no se tratara de la defensa de Atenas-, observamos que el atuendo de los actores es el mismo que el nuestro de todos los días. Agamenon viste el mismo saco y el mismo  pantalón gastados que un trabajador común. Soldado es el que trabaja diariamente en esto que los americanos llamaron struggle for life, la lucha por la vida. Egisto, el traidor -sobrino del padre de Agamenon, Atreo-, e hijo de Tiestes, que lo tuvo por medio de un incesto con la propia hija como fórmula para vengarse del hermano que había cocinado a sus hijos, viste un smoking. Ulises usa unas rodilleras de skate. La tragedia ya no está restringida al conflicto entre Atenas y Troya. Nos  toma a todos, todos los días.

Agamenon sacrifica a su hija con la intención de... Tiestes estupra a su hija con la intención de...Mandamos a nuestros hijos a la guerra con la intención de…! Y los hijos muchas veces dan la vida a los padres, al país, orgullosos, como si la muerte valiera más que la vida. Los motivos que mueven a Atenas contra Troya son personales, envidias, celos, frustraciones que parecen menores frente al heroísmo y la bravía de los inocentes, si inocentes hubiera. La venganza, tentativa frustrada de elaboración, cuando no se toma la necesaria distancia crítica - como decían As Cobras,[1] de nostálgicos recuerdos, de L. F. Verissimo -, solamente alcanza las vetas de la repetición especular de lo mismo, mediante la identificación con el perseguidor. Pero si alguien dice algo que parezca ser verdad es tratado como una Casandra que no merece crédito. Héctor, el enemigo honrado, intrépido, viril, equilibrado y tierno, modelo de coraje y también de esposo y padre, dosificado por un notable fair-play, es muerto y asesinado por el pélida Aquiles: muerto porque defendía su Troya y asesinado porque tuvo la osadía de matar a Patroclos, que amaba a Aquiles.

¿Qué hacer cuando los dioses parecen tener sus preferencias y proteger a unos en detrimento de otros? ¿Someterse al destino escrito, desde siempre, en las estrellas? ¿Interrumpir esa repetición, cuyo camino lleva siempre a lo mismo? La consternación de Agamenon es clara: después de haber sido convencido por Menelao de sacrificar a su hija, aún titubea y busca retroceder, pero ya no puede! La tenacidad de su hermano y los ojos ávidos de sangre de la tropa no se lo permiten. Su estructura, prisionera de la mirada del Otro, no le proporciona la distancia crítica necesaria para tolerar la diferencia de una marcha en otro ritmo, en otra dirección.

En cada momento de la vida, de un modo o de otro, tenemos que defender nuestra Grecia y, en esos momentos, tenemos siempre la mirada del Ágora sobre nosotros. Retomar la historia desde un nuevo ángulo, como hace Marco Fronchetti, puede ser la contribución de un ciudadano.



[1] - Crees que la lombriz es asquerosa? - No. – Lombriz es un ser inferior? – De ninguna manera. – Y qué  es lo que le falta a la lombriz? - Nada! - ... – Bueno, tal vez un cierto distanciamiento crítico. (L. F. VERISSIMO, As Cobras.) (traducción libre para el presente texto)

Ilustración: @kikayer


 


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