Albert Camus – El renegado o un espíritu confundido [1].
Las palabras en el cine, el texto y el subtexto en las películas me han resultado siempre una especie de reverso de la vida. Sin embargo, infinidad de veces, la vida me recuerda hasta qué punto el arte se alimenta de una misma trama narrativa, de un mismo lenguaje y hasta la vida misma que —otra infinidad de veces— solicita subtitulados.
El “subtitulado cinematográfico” surge con la llegada del cine sonoro en 1927 con el objetivo de ofrecer un “pasaje entre lenguas” y permitir al mismo tiempo la audición de la voz de los actores.
Desde un comienzo los “intertítulos” constituyeron un recurso de primer orden en el cine mudo, donde fueron profusamente utilizados para transcribir los diálogos. El “doblaje” es una alternativa contemporánea al subtitulado, ya que la invención se remonta al año 1928 y se atribuye a Edwin Hopkins y a Jacob Karol. The Night Flyer fue la primera película de la historia en ser doblada a varios idiomas.
Sobre todo, al comienzo de la historia del cine, en muchísimos casos el trabajo de traducción no fue reconocido en los créditos. Eso cambió un poco debido a la profesionalización y la sindicalización. Sin embargo, en la actualidad existen colectivos que comparten y difunden las traducciones y los subtítulos de películas, sobre todo de aquellos filmes que no responden a grandes empresas o no pertenecen a los idiomas dominantes.
Intertítulo, doblaje y subtitulado se revelan así, como la tarea siempre inextinguible de los babelianos traductores de películas y herramienta fundamental para los cinéfilos y amantes del sétimo arte.
“Subtriturar” se trataría de un capricho de lectura algo extraño, se trataría de la excentricidad de “triturar los subtítulos” de un film —recortando un fragmento de diálogos, a veces imposibles— como quién contempla el boquete por donde surge un río de aguas en deshielo y desciende hacia terrenos esponjosos. Se trataría, finalmente, de la ridiculez del dios bestial y tranquilizador de la lectura, la escritura y el pasaje de lenguas.
No tengo idea si esta tarea de cortar y recortar traducciones de diálogos de películas es de utilidad para alguien. Quizás sea de una inutilidad mayúscula o de una eficacia nula. Pero la lectura y la ociosidad siempre han sido oficios difíciles.
[1] Albert Camus. El
renegado o un espíritu confundido. En: El exilio y el reino. Buenos
Aires: Losada, 1963. pág. 32.
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